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Vivimos en un mundo digitalizado y el sector eléctrico no solo no es una excepción sino que, por sus propias características, reviste un grado muy elevado de digitalización. La dependencia de la energía como fuente de alimentación hace que cualquier potencial vulnerabilidad del sistema eléctrico sea crítica para el conjunto de la sociedad. 

Para afrontar las amenazas digitales del sistema hay que empezar por entender dichas amenazas y disponer de procesos y controles que las afronten. Estos requieren utilizar la tecnología de ciberseguridad disponible para asegurar su correcto funcionamiento. Al mismo tiempo, deben establecerse sistemas de detección que alerten de cualquier intento de intrusión y disponer de planes para afrontar la remediación en el caso de que alguno tenga éxito. Y todo ello enmarcado en una visión holística de la ciberseguridad que, como materia clave de gobernanza empresarial, va mucho más allá de los aspectos técnicos.